Me vais a permitir que escriba unas pocas líneas para hacer un pequeño y humilde homenaje a los que yo considero los otros héroes de este campeonato: los árbitros.
Lo normal es que pasen desapercibidos, ya que ésa es la clave de su trabajo: permanecer en un segundo plano mientras los jugadores desarrollan su snooker en la mesa. Sin embargo, a lo largo de los años, han ido cogiendo protagonismo y hoy en día son tan conocidos como los jugadores. Se lo han ganado a pulso.
Algunos pensaréis “qué exagerada, tampoco es para tanto”. Por eso quisiera explicaros el porqué de este homenaje y agradecimiento mío hacia ellos:
– Antes de comenzar el juego se aseguran de que la mesa está en condiciones y colocan cada bola en su lugar.
– Se sitúan siempre de tal manera que no entorpecen a los jugadores durante el devenir del juego; pero lo suficientemente cerca para no perder de vista las bolas y la composición de la mesa. Discreción ante todo.
– En cada tiro están pendientes por si el jugador comete falta al rozar indebidamente una bola (bien por contacto corporal bien por error en el tiro) sin apartar la vista del juego.
– Memorizan la mesa de tal manera que, si un jugador comete falta y varias bolas se desplazan, vuelven a recolocarlas en su lugar preciso. Aquí diréis “tienen monitores que les ayudan”. Cierto, pero eso no impide que lo graben en sus retinas y la ayuda tecnológica no ha existido siempre.
– Llevan en su cabeza el resultado y lo cantan tras cada tiro.
– Recogen de las troneras y recolocan en su sitio las bolas de color que se han embocado tras cada golpe (o la cue ball si se ha cometido falta).
– Limpian las bolas cada vez que algún jugador lo solicita e incluso cuando no lo hace también.
– Cuando una tronera está llena cambian bolas a otra, sin molestar ni entorpecer el juego.
– Proporcionan a los jugadores las extensiones, el “rest” y/o el “spider” cuando lo precisan y vuelven a dejarlo en su lugar tras su uso.
– ¡Incluso les ayudan a ponerse la pajarita! Tal y como ha hecho Jan Verhaas hoy con Barry Hawkins.
– Trabajan en equipo: uno está en mesa, el árbitro propiamente dicho, y el otro (llamado “marker”) en monitores. La labor del marker consiste en llevar el marcador y asistir al árbitro en el desarrollo de sus responsabilidades, es decir, tareas de apoyo y ayuda al compañero que está en sala.
– Mientras arbitran no se sientan, no descansan (cosa que sí hacen los jugadores cuando el rival está en la mesa).
Y por si fuera poco: son cercanos, humildes, simpáticos y agradables.
En cada torneo, en cada sesión, en cada frame… ellos son los otros protagonistas; los “actores secundarios” sin los que nada sería posible. ¿Hace falta que diga más?
Gracias a Peter Williamson, Jan Verhaas, Olivier Marteel, Brendan Moore, Paul Collier, Terry Camilleri, Colin Humphries, Zheng Weili y Marcel Eckardt.
Quisiera hacer una mención muy especial a Leo Scullion, toda una institución y leyenda del snooker, que no se ha querido perder el World Snooker Championship este año y al que espero y deseo que tenga una buena y pronta recuperación.
A todos ellos les profeso un gran respeto, les transmito mi más profunda gratitud y les envío un abrazo.
Por último, y con esto termino, agradecer la ayuda y colaboración de José Miguel Jiménez Asencio. Él es el culpable de este pequeño homenaje. Gracias por tu ayuda, por tu paciencia y por tu generosidad. Lo que he aprendido de snooker en estos años me lo has enseñado tú.
¡GRACIAS A TODOS!