Decider. Ese frame que define la magia del snooker, ese en el que no importan las sensaciones y las emociones que hayas atravesado durante la partida puesto que al final tan solo importará lo que ocurra entre el saque y la última bola de esa mesa. Así se puede definir la final del Open de Irlanda del Norte 2017, el triunfo de Mark Williams ante una de las mayores promesas de snooker actual, Yan Bingtao.
Ha sido una semana de sorpresas, de victorias y derrotas inesperadas. Una semana en la que hemos podido disfrutar de jugadores poco habituales en las rondas finales de los torneos o en las mesas televisadas ante la ausencia o pronta eliminación de casi todos los top. Pero quedaba uno en liza, Mark Williams. Ha sido una semana complicada para él en lo personal. Willo ha tenido que plantearse varías veces su continuidad en el torneo y a pesar de ello ha encontrado las fuerzas necesarias para mostrar una gran versión de si mismo y llegar nada más y nada menos que a una final que casi se queda sin disputar. Pero una vez tomada la decisión de seguir adelante con ello, todos los que conocemos a Williams, sabíamos que era para hacerlo al 100%. En frente un grandísimo rival, Yan Bingtao, con la posibilidad de quitarle a Ronnie O’Sullivan el honor de ser el jugador más joven en ganar un título de ranking en la historia. Pese a un inicio con muchas dudas que le ha llevado a terminar la primera sesión por detrás en el marcador (5-3), Willo ha logrado llevar la partida al decider y firmar una emocionante victoria.
La magia del snooker, ese deporte en el que se pueden enfrentar en una final un jugador de 17 años con toda su carrera por delante y al que esperan muchas oportunidades de conseguir grandes cosas y un veterano de 42 años que lo ha ganado todo y al que aún le queda deseo de ganar. Un deseo que el mismo admitió haber perdido por momentos pero que por suerte no le había abandonado del todo. Un deseo que le está llevando a firmar una gran temporada en la que hasta ahora le hemos visto en las rondas finales de casi todos los torneos que ha disputado, una hazaña muy noble y de la que tanto Mark Williams como sus fans pueden sentirse orgullosos. Este trofeo es la prueba de ese esfuerzo, de ese amor por el snooker, de ese deseo de ganar.
La magia del snooker, esa que hace que todos nos enamoremos cada día un poco más de este deporte y que nos regala historias tan bonitas para recordar, para contar, para compartir… Y lo que yo quiero compartir con estas líneas es mi amor por el snooker, las emociones que me hace sentir, la gratitud hacía todos esos jugadores que torneo tras torneo, viaje tras viaje nos regalan lo mejor de si mismos, hacia Yan Bingtao por compartir su gran talento con el mundo y hacia Mark Williams por crecerse ante la adversidad y darnos a todos una bonita lección independientemente del resultado que se hubiera dado en la final.